¿Qué es mejor? Improvisar o planificar...?
Para responder la pregunta anterior, resulta necesario enfatizar y comprender el rol del alumno dentro de proceso de enseñanza-aprendizaje.
El alumno de hoy, debe:
- saber trabajar en equipos colaborativos,
- ser capaz de auto-dirigirse, auto-evaluarse y auto-monitorearse,
- tener habilidades de auto-aprendizaje que le permitan aprender para toda la vida,
- saber resolver problemas,
- ser empático, flexible, creativo y responsable.
El primer paso es enseñar a los alumnos a identificar las características predominantes de su persona, así como su estilo de aprendizaje y de esta manera reflexionar con ellos sobre sus fortalezas y áreas de oportunidad lo que les permitirá desarrollar sus capacidades al máximo.
En la actualidad, vivimos en un mundo en constante cambio, al mismo tiempo, impredecible, en el que a menudo no tiene sentido, ni en la vida, ni el actividad individual, seguir una trayectoria planificada. En este contexto, la improvisación permite a los docentes y a los grupos crear o modificar planes extemporáneamente.
Es importante mencionar que debemos de tomar en cuenta los conocimientos previos de los estudiantes para la adquisición de nuevos conocimientos. El estudiante que inicia un nuevo aprendizaje, lo hace a partir de experiencias, conceptos, y representaciones que construyó anteriormente. Ahora bien, ¿qué relación existe entre los conocimientos previos del alumno y la flexibilidad del docente? Se debe tener en cuenta que el docente y su planificación deben ajustarse a los tiempos de aprendizaje de los estudiantes, siendo conscientes de lo que el estudiante es capaz de hacer y de aprender en un momento determinado. Y esto, a su vez, depende de dos grandes factores; del nivel académico en el que se encuentra el alumno, y de sus conocimientos y experiencias previamente construidas.
Entonces, ¿hasta qué punto y bajo qué condiciones puede el docente ser flexible a la hora de enseñar? A pesar de contar con una planificación como guía en el proceso de enseñanza y aprendizaje, en algunos casos, puede pasar que los alumnos tengan ciertas dificultades y no logren ajustarse a los niveles de planificación del docente, por lo tanto, resultaría necesario ajustar dicha planificación a las necesidades de los alumnos.
Se trata de construir un currículo a la medida del alumno, tomando decisiones respecto a qué tiene que aprender y con qué secuencia. Consiste en un proceso de toma de decisiones que estén ajustadas a los tiempos de aprendizaje de cada alumno en un contexto determinado, teniendo en cuenta que las modificaciones no pueden realizarse con anterioridad, ya que cada alumno presenta condiciones diferentes, sino que se deberán realizar dentro del aula a medida que transcurre el proceso de aprendizaje.
En conclusión, se toma en cuenta el papel del docente a la hora de planificar los contenidos en clase, sus métodos y sus estrategias. También se analiza el rol del alumno durante el proceso creativo, sus experiencias previas y su participación dentro del aula. De ello surge la necesidad de comprender si el docente tiene en cuenta la opinión de sus alumnos a la hora de enseñar o si sólo se trata de seguir rigurosamente una planificación. ¿Hasta qué punto se puede ser fiel a la planificación académica? ¿Es el docente capaz de adaptarse a los cambios que surgen en la dinámica del aula? Y si optara por ser puramente flexible y dejara de lado la planificación, ¿es la improvisación una alternativa eficaz?
Opina sobre este tema, puedes responder las preguntas planteadas o simplemente dar tu punto de vista sobre qué es lo mejor: Planificar o improvisar...
